viernes, 28 de abril de 2017

LA SINIESTRALIDAD LABORAL: UN ANÁLISIS SOBRE ESTA INACEPTABLE REALIDAD


La cifra de accidentes laborales mortales entre enero y febrero de 2017 alcanzan un total de 85 trabajadores fallecidos, a los que habría que añadir 16 más in itínere, es decir, producidos durante el desplazamiento a su lugar de trabajo. La prensa apenas se  hace eco de esta cifra escandalosa, y menos aún de las cifras de accidentes leves o graves, que alcanzaron un total 76.295 en el primer caso y 565 en el segundo. Adelantamos aquí un extracto del estudio realizado por Iván de la Casa, denunciando una realidad obviada por los medios.


El retroceso en derechos laborales y en las condiciones de trabajo, que viene produciéndose desde hace ya una década, deja a los y las trabajadoras en una situación de enorme indefensión. En efecto, el neoliberalismo imperante se sitúa abiertamente del lado de los intereses del capital y, por mor de un supuesto beneficio económico general, viene aplicando recortes en derechos y garantías sociales que, en lo tocante a la prevención de riesgos laborales, tienen un impacto directo sobre la salud.

A esta hegemonía de los intereses del capital se debe que en ningún caso veamos la siniestralidad laboral en la portada de la prensa diaria, y que incluso sea muy rara la ocasión en la que la crónica de sucesos se hace eco de los accidentes mortales que ocurren casi de forma diaria en nuestro país. ¿Puede, acaso, imaginarse que si un desastre natural, o algún otro tipo de catástrofe, fuese la causa de muerte de 11 personas todas las semanas, la prensa no publicaría dicho siniestro?

Por otra parte, no existe una sanción real para las empresas en las que ocurren accidentes laborales (a no ser que se demuestre que existe responsabilidad directa por parte de la empresa) y la patronal no es considerada en ningún caso responsable penal de las muertes en el trabajo, por lo que aquélla no encuentra motivo alguno para ver en la siniestralidad laboral un problema que atajar de forma urgente.

En 2016, en cifras aún provisionales, se produjeron 555.722 accidentes de trabajo con baja laboral (esta cifra incluye los 75.671 accidentes que se produjeron in itínere); de los cuales, 4.519 fueron accidentes considerados graves (incluye 1.040 in itínere), y otros 607 fueron accidentes mortales (incluye 131 in itínere).
En 2015, se produjeron 529.248 accidentes de trabajo con baja laboral (incluye 71.225 initínere); de los que 4.409 tuvieron la consideración de graves (incluye 930 in itínere), y otros 629 fueron accidentes mortales (incluye 114 in itínere).

Estas cifras nos muestran, en una primera instancia, la magnitud real de la siniestralidad laboral en nuestro país: hablamos de aproximadamente medio millón de accidentes laborales anuales y, de promedio, algo más de 12 accidentes graves diariamente y aproximadamente 1,7 trabajadores fallecidos a diario en sus puestos de trabajo en los dos últimos años.


Si bien es cierto que, al analizar los datos a lo largo de la última década, los accidentes se han reducido casi a la mitad, esta reducción coincide con el período de descenso de la actividad económica producida por la crisis, y no por una mejora de las condiciones de seguridad en los puestos de trabajo. En 2007 el número de siniestros era superior al millón, esta cifra se reduce drásticamente hasta 2013 situándose en algo más de 400.000 accidentes y a partir de 2014 las cifras comienzan, tristemente a aumentar.

Veamos como se ha producido esa recuperación de los siniestros: al comparar los datos de empleo de 2007 con los de 2016, comprobamos que ha aumentado el número de contratos registrado en 1,3 millones entre esos dos años, pero que la proporción entre indefinidos/temporales y entre jornadas completas/jornadas parciales ha disparado el número de contratos en condiciones precarias. En 2016 hay aproximadamente 0,5 millones menos de indefinidos y 1,8 más de temporales que en 2007; hay 1,4 millones menos de jornadas completas y 2,7 millones más de jornadas a tiempo parcial.

Para el período 2008-2015, el índice de incidencia de los accidentes en contratos temporales oscila entre el 158% y 193% respecto del índice de incidencia de los contratos fijos, una proporción que aumenta de forma constante desde 2012. Añadidamente, debemos señalar que se trata de un índice de incidencia promedio, tanto para los contratos temporales como para los contratos fijos, llegando a ser esa proporción muy superior al 193% en según qué sectores/ramas de la economía y determinadas casuísiticas.


Queremos añadir  algunos datos significativos sobre los trabajadores de ETTs:
Entre marzo de 2016 y febrero de 2017 en todos los sectores y niveles, los accidente se concentran en los trabajadores cedidos por estas empresas. En el caso de los peones agrarios supusieron el 90,2 % de accidentados respecto a sus compañeros, 89,6% en el caso de los cocineros y en torno al 75% en el sector industrial, siendo esta tendencia de altas cifras sistemática en todos los sectores.


Debemos añadir un elemento que es previo a la propia siniestralidad laboral. Es el hecho de que todo el compendio de derechos laborales, la prioridad que se dé a la prevención de la siniestralidad, qué se considere (y qué no) un accidente de trabajo, la ordenación misma de las tareas laborales, etc., todo ello ya es parte de la correlación de fuerzas entre el mundo del trabajo y el capital, una correlación de fuerzas que a día de hoy es abrumadoramente favorable para los intereses del capital.

Iván De La Casa 

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